El mercurio contamina silenciosamente al río Caquetá

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Publicado en: Semana Rural

Esteban Cabuya Parra

5 de septiembre de 2018

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El efecto del mercurio (Hg) sobre el medioambiente va más allá de la contaminación de ecosistemas. Este químico, usado con frecuencia en la explotación minera, puede transformarse en metilmercurio (CH3Hg), el sexto compuesto más tóxico del mundo y responsable de la muerte de 10.000 humanos en todo el planeta según el Convenio de Minamata (2013). El mercurio se bioacumula, se convierte en CH3Hg y se inserta en la cadena nutritiva de las especies animales de los ecosistemas contaminados. Por ejemplo, los peces carnívoros grandes (que se alimentan de otros peces) acumulan más metilmercurio que los peces no carnívoros y pequeños, esto de acuerdo a estudios de la Universidad de Cartagena.

Para la Organización Mundial de la Salud (OMS), el mercurio es “una sustancia tóxica con efectos nocivos para el ser humano, en especial para las embarazadas, los lactantes y los niños”.

En este análisis es importante aclarar primero la peligrosidad del Hgpara luego entender por qué es necesario que se deje de verter el químico en los ríos del Caquetá y la región Amazónica de Colombia.

El río Caquetá es igual de importante al Magdalena y recorre buena parte del departamento. Su condición de afluente internacional integrado a la cuenca Amazónica —que recorre 9 países— plantea un reto en referencia al mercurio: el químico que se diluye silenciosamente a lo largo y ancho de sus aguas.

Este reto requiere de una misión mundial conjunta de protección. Y urge que se ponga en marcha pronto, porque los reportes de contrabando de mercurio indican que se comercializa desde las fronteras y no en los centros urbanos del país, lo que significa un peligro para las zonas rurales. Además, la condición bioacumulativa del Hg hace que la limpieza de la contaminación líquida y edáfica en los ecosistemas sea una obligación si se quiere garantizar el sustento de los habitantes de la ribera del río Caquetá, principalmente de los pescadores.

Los daños en la salud humana

La exposición a fuentes de emisión de mercurio, ya sea por el consumo de alimentos contaminados con el químico o la inhalación de vapores de Hg producidos por industrias, provoca problemas en los sistemas nervioso, digestivo e inmunológico del ser humano. Los síntomas identificados por la OMS hablan de daños en órganos como pulmones, riñones y ojos.

En el Plan Único Nacional de Mercurio (2014) y en estudios de las universidades de Cartagena y Córdoba, ambas en convenio con Parques Nacionales Naturales, dan registro de la vulnerabilidad en que vive la población ribereña del rio Caquetá. De igual manera, la Oficina de Paz de la Universidad de la Amazonia —bajo la campaña Paz con la naturaleza— ha recogido testimonios sobre las afectaciones negativas del mercurio y la mala manipulación del químico en el campo, actividad que incrementó en los últimos años.

Los indígenas de la etnia Uitoto que habitan Caquetá, por ejemplo, reportaron que: “Por draga se libera al río hasta 10 kilos de mercurio, cada semana”. Esto se hace sin procesos de seguridad o de manejo adecuado del tóxico. A este reporte se suman denuncias hechas por campesinos, otros pueblos indígenas, ambientalistas y la fuerza pública.

 

Los Ríos voladores

Los bosques húmedos tropicales y las diferentes condiciones ecoclimáticas del Caquetá son dos grandes ventajas medioambientales que tiene el departamento frente a otros. Pero el ecosistema amazónico es propicio para que se expanda la contaminación del mercurio si se manipula indebidamente.

El Hg es un químico de alta volatilidad, por lo que el metilmercurio se pega a las corrientes de viento cargadas de agua (también conocidas como Ríos voladores). Estos ‘bancos húmedos’ son los vehículos que transportan el tóxico a otros lugares de la Amazonia.  

Los Ríos voladores cargados del mercurio también llegan a la fauna de la región a través del contacto con el fitoplancton que consumen los animales, la piel y las vías respiratorias. Las especies en sus ciclos de vida transmiten los efectos nocivos del mercurio a sus crías, manadas y grupos.

 

Deforestación y mercurio

Caquetá ocupa el primer lugar en deforestación a nivel nacional. El 33 por ciento de los bosques del departamento están talados según la Fuerza Aérea Colombiana tras hacer 13 monitoreos hasta mayo de 2017. Por otro lado, tiene el municipio con más alertas rojas de áreas verdes arrasadas en todo el país: San Vicente del Caguán. Son pocos los informes oficiales, pero es evidente que la explotación minera —donde se usa mercurio— tiene efectos negativos sobre la masa de bosque húmedo tropical en esta parte de la Amazonia.

La conexión de la economía minera con el mercado de tierras y las pésimas prácticas silviculturales que se aplican crean la relación entre mercurio y degradación del bosque. Precisamente la fuerza pública ha sobrevolado Caquetá para evidenciar los parches de deforestación en zonas que deben ser protegidas y donde actualmente hay minería.

Los bosques son parte de la solución regulatoria del clima. Pero, a su vez, son capaces de acumular grandes cantidades de mercurio. Si los suelos amazónicos requieren biorremediación (retornar a través de microorganismos y plantas un ambiente alterado) por presencia de residuos de hidrocarburos y de químicos asociados a cultivos de uso ilícito —incluyendo el glifosato—, el empleo de este proceso para reducir el impacto del Hg es el desafío más grande. Una medida así tiene que ir acompañada de la prohibición del tóxico en la Amazonia.

Amazonia libre de mercurio

Es importante que se cumpla con el mandato social de las comunidades caqueteñas, que en la marcha por la defensa del agua y el territorio de junio de 2017 incluyeron la prohibición del mercurio entre sus exigencias. También es clave respetar el Convenio de Minamata y la ley 1658 de 2013 que desde el pasado julio entró en vigencia. La norma rechaza el uso del químico en la minería colombiana.

Las normas ambientales y el clamor por protección al río Caquetá se suman a la sentencia de la Corte Suprema de Justicia que este año declaró como sujeto de derechos a la región Amazónica. Lo que dijo el alto tribunal tiene que ser incluido en el Plan Nacional de Desarrollo del gobierno de Iván Duque.

Aunque se cruce la información de los operativos de control contra la minería y los licenciamientos de explotación de oro de aluvión en la región, es claro que el mercurio que reportan las comunidades campesinas e indígenas en el río Caquetá no se compra en el mercado regulado nacional, sino que se trae de contrabando de otros países. Se requieren medidas más severas para frenar este negocio ilegal que afecta la vida de los ribereños: fuertes retenes por parte de la fuerza pública en los corredores viales y fluviales, seguimiento a las fronteras (la Amazonia tiene la más larga de Colombia), controles de salubridad que puedan medir la trazabilidad del químico en alimentos como el pescado y un aumento de la presencia de las autoridades ambientales en la cuenca.

El uso del mercurio en la industria minera y extractiva es una tendencia por reversar. Por eso se plantea que a quienes trabajan en el sector se les otorgue oportunidades de negocio en el turismo o la agricultura. Pero esas opciones se deben brindar sin perder la perspectiva de inclusión de las comunidades aledañas al río, como custodios y benefactores principales de estas oportunidades.

 

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