Las mejores imágenes de satélite para entender la grave deforestación de la Amazonia

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Entre los meses de junio y setiembre se registraron en la Amazonia más de 70.000 fuegos, un 80% más que el año pasado.

La Vanguardia

Elena Martínez Batalla

22 de diciembre de 2019

 

Cada vez son más los usos atribuidos a los satélites artificiales. En la actualidad se usan desde para retransmitir señales de un punto a otro de la Tierra hasta para inferir el peso de las ballenas y saber más sobre sus migraciones o para calcular cuánto daño hacen los incendios a las zonas verdes de este planeta.

Esto último es interesante teniendo en cuenta que los incendios forestales son cada vez más y más devastadores. Este año, el fuego se ha cebado en especial con AustraliaIndonesia y la Amazonia, donde se registraron este verano más de 70.000 fuegos detrás de los que se esconde la voluntad de algunos de incrementar la superficie apta para el cultivo y la cría de ganado.

Lo que ha pasado este año en la selva del Amazonas, el pulmón vegetal más grande del planeta, es especialmente alarmante, pues se han registrado un 83% más de incendios que los que se declararon en 2018 pese a que la temperatura y las lluvias no han variado en este enclave con respecto al año anterior. Además, la intensidad de los focos ha sido mayor este año que otros.

Pero esto no es un problema de ahora. La selva amazónica lleva años siendo devorada por el fuego, tal y como se observa en el vídeo de la NASA que aparece a continuación. En concreto, en él puede advertirse cómo ha ido aumentando la superficie deforestada de la Amazonia desde el año 2001.

 

Para la elaboración de esta animación se han utilizado datos del Observatorio de la Tierra de la NASA, del Servicio Geológico de Estados Unidos y del Instituto Nacional de Pesquisas Espaciales (INPE) de Brasil, que contabiliza los incendios en este país mediante imágenes de satélite.

Estas se obtienen a partir de distintos instrumentos, entre los que destaca el espectrorradiómetro de imágenes de resolución moderada MODIS, que fue lanzado en órbita terrestre por la NASA en 1999. MODIS mide, entre otros parámetros, la temperatura tanto del océano como la del suelo, con lo que es útil para, por ejemplo, detectar las olas de calor en el mar y los incendios en tierra.

Durante la última década del siglo XX la selva tropical brasileña perdió 20.000 kilómetros de bosque. El ritmo de deforestación fue incrementándose durante los años siguientes hasta que, en 2004, el gobierno del país puso en marcha un plan de control de la deforestación por el que se crearon una serie de zonas protegidas, se penalizó la exportación de bienes producidos en tierras deforestadas ilegalmente y se fortalecieron los sistemas de monitoreo satelital.

El plan funcionó y la deforestación se redujo entonces sustancialmente. De hecho, en 2012 se quemaron sólo 5.000 kilómetros cuadrados de selva tropical, lo que supone un 80% menos de lo que se quemó entre 1990 y el año 2000. No obstante, la cantidad de incendios registrada este año da cuenta de que el pulmón de la Tierra requiere mucha más protección.

La publicación de datos referentes a la deforestación de la Amazonia no fue habitual hasta el año 2002, cuando la indignación pública por los incendios llegó al límite. Fue entonces cuando el INPE empezó a publicar sus datos obtenidos a partir de DETER, una herramienta que el propio instituto creó para detectar cambios en la cubierta forestal.

Según la NASA, el 50% de los incendios declarados en Brasil este año se han dado en la selva amazónica (INPE)

Asimismo, el INPE se sirve del sistema PRODES de monitoreo satelital para cuantificar la deforestación de la selva amazónica brasileña, que engloba la mayor parte de la Amazonia. Gracias a este y a otros sistemas se sabe que esta selva tropical ha perdido el 20% de su superficie original desde 1970, lo que equivale a un área más grande que Francia.

Además de abrir camino a plantaciones y transformar los bosques en sabanas, que es algo que causa estragos en la fauna y la flora, los incendios contribuyen a amplificar los efectos del cambio climático. Esto se debe a que el 50% de las emisiones de dióxido de carbono se eliminan de forma natural gracias al océano, que absorbe el 20%, y a los bosques, que retienen el 30% de este gas de efecto invernadero.

Tomado de: https://www.lavanguardia.com/natural/20191231/472470567086/deforestacion-cuenca-amazonas-vista-desde-espacio.html

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