El Universo
28 de Junio de 2020
Con un precario sistema inmunológico y una falta de atención por parte de los gobiernos que data de muchos años atrás, las comunidades indígenas de América Latina son un blanco perfecto para la pandemia de COVID-19.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) estima que al menos 20 000 indígenas están infectados en la cuenca del río Amazonas, que atraviesa Brasil, Perú, Colombia, Bolivia, Ecuador, Venezuela, Guyana y Surinam.
“Estos grupos viven tanto en aldeas aisladas con acceso mínimo a servicios sanitarios como en ciudades densamente pobladas como Manaos (en Brasil), Iquitos (en Perú) o Leticia (en Colombia)”, detalló Clarissa Etienne, directora de la OPS.
La agencia indica que existe “una tendencia preocupante hacia una alta transmisión en las zonas fronterizas” que a menudo albergan poblaciones vulnerables, como comunidades indígenas y migrantes.
En Brasil, el anuncio de la muerte por COVID-19 del cacique brasileño Paulinho Paiakan, un emblemático defensor de la Amazonía, puso cara a la tragedia que asola a muchos de los 420 pueblos originarios que viven en la cuenca amazónica del país.
Paiakan, un importante líder indígena de la década de los 80, falleció el 17 de junio después de permanecer varios días ingresado en un hospital de Belem, capital del amazónico estado de Pará. Su muerte se suma a las más de 300 que enlutan a 100 comunidades, según la Articulación de Pueblos Indígenas de Brasil (APIB), que asegura que la cifra de decesos en lo que va del año se han quintuplicando en relación a las de 2019.
La Secretaría de Salud Indígena de Brasil (Sesai) estima en su último balance que más de 3000 indígenas del país se han contagiado de la enfermedad, pero la APIB, que acusa al gobierno del presidente Jair Bolsonaro de no hacer nada para contener el avance del virus en las aldeas, reporta al menos unos 5360 contagios.
En la frontera Brasil-Venezuela se asientan los yanomamis, cuyas tierras sufren la ocupación de unos 20 000 mineros ilegales, ellos son los que exponen a los nativos al virus. Un estudio realizado por la Universidad Federal de Minas Gerais y la ONG Instituto Socio Ambiental (ISA) estimó que, si no se toman medidas, 40 % de los yanomamis -unos 14 000- que viven cerca de esas áreas invadidas podría enfermar.
En Ecuador se reportan también 1121 casos y 33 muertos (23 confirmados y 10 con sintomatología de COVID-19) en comunidades kichwa, waorani, suar, siona, seikopai, achuar, shiwiar y andwa, de acuerdo con la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador. Además de 622 casos sospechosos hasta el 26 de junio pasado.
Además de las pérdidas humanas, algo que preocupa a las comunidades es que el COVID-19 les arrebate a los miembros más ancianos y que con ellos se pierda la sabiduría ancestral y ya no se pueda transmitir a las nuevas generaciones.